miércoles, 25 de agosto de 2010

Palabras para un discurso.

Escucho diálogos sobre la inseguridad por todos lados (radio, tv, la calle misma), con sus correspondientes conclusiones que evidencian la mediocridad de las gentes..."hay que matarlos a todos", "hay que meter presos a los menores", etc. Es decir, el común de las gentes quieren ver aplicada la vieja ley del código de Hamurabbi, es decir, "ojo por ojo y diente por diente".
La sociedad no parece comprender que el uso de la violencia genera mas violencia por respuesta. La calle sobre la que se amparan miles de jóvenes en este país sin consuelo no cesara en su violencia porque se les aplique la ley mas dura que la que venia aplicándose, sino que eso solo hará avivar el fuego de la guerra entre el que tiene algo en este mundo y el que no tiene nada.
La calle es un lugar donde crece un resentimiento sordo, donde voces gritan sin que nadie las escuche y la gente pide mano dura y políticas de seguridad, pero en una hipotética sociedad justa, en una sociedad donde nadie sea superior ni inferior al otro, sino que sea su igual, quien podría envidiar a quien si posee lo mismo que yo?.
La propiedad privada, la sociedad de masas, el tan bastardeado concepto del sistema EXISTEN por el propio egoísmo humano que es incapaz de aceptar que lo material no es importante y es el mismo egoísmo el que crea las desigualdades en un grupo de personas, porque aquel que quiera poseer mas de lo que tiene siempre debe conseguirlo en perjuicio del otro, de uno, de alguien mas, y ese otro, ese uno, ese alguien mas llevara en si la marca de la pobreza, y el resentimiento, el rencor amargo contra la sociedad que lo excluyo por ser precisamente pobre.

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